En casa de mi tío José Antonio había un cuchillo de cocina que tenía dos puntas en lugar de una y del que nadie supo nunca del todo cuál era su utilidad. Una tarde mi tío cogió aquel cuchillo y trató de cortar con él, de hacer trizas, una falda de piel que era de mi prima.
Mi prima lo había sacado de quicio durante una discusión en la que se quejó de su poca ropa, que ya entonces, cuando estábamos en el BUP, ocupaba varios armarios de la vivienda. Mi tío le propuso ponerse aquella falda de piel, que había sido un regalo de alguien con quien íbamos a encontrarnos. Mi prima dijo que no y como su padre insistió volvió a decirle que no, pero añadió que era una mierda de falda, una falda asquerosa que jamás se pondría, y que antes que vestirse con ella para salir prefería no salir y así estuvo un buen rato. Mi tío se vio acorralado y entonces empezó a vociferar que se había acabado la compra de ropa y amenazó con tirar la que había a la basura, aunque eso requiriese de varios contenedores. Ella lo animó a que empezase el desalojo por aquella falda de mierda que no se pondría ni muerta, etc. Mi prima era de absolutos y en este tipo de asuntos no solía dejar margen al acuerdo. Entonces él se ofuscó y como estábamos todos junto al armario del distribuidor, que era uno de los ocupados por el vestuario de mi prima, en un movimiento rápido se introdujo en la cocina; abrió uno de los cajones de los que había bajo la encimera y con gran estrépito de cubiertos removidos extrajo aquel cuchillo de dos puntas. Compuso entonces un gesto muy característico, que consistía en torcer el labio inferior hacia un lado y mantenerlo mordido en el otro extremo y armado con aquel aparejo trató de hacer añicos la falda de piel a modo de escarmiento.
Aquello adquirió entonces tintes cinematográficos. Para empezar, como el cuchillo tenía dos puntas, resultó imposible que la hoja atravesara el tejido. Mi tío ejecutó varios intentos, algunos con buen estilo, de abajo hacia arriba, como acuchillan los que saben de esto. Nada. Ni siquiera las dos puntas de la hoja asomaban por el otro lado. Lo peor de todo es que mi tío acompañaba cada embestida con frases del tipo a tomar por culo la falda y otras por el estilo, todas en vano. Por si no fuese suficiente, mi prima en lugar de retraerse lo jaleaba: rómpela! venga! Viéndose incapaz de atravesar la falda mi tío optó por cortarla con el filo, pero tampoco lo consiguió. Primero lo intentó como si cortase pan. Después probó al modo de un abrecartas pero haciendo mucha fuerza y enfatizando los gestos con sonidos guturales. Nada. Aquel cuchillo era inútil. Después de un rato, derrotado, desistió y por todo daño a la falda solo pudo presentarnos un leve desgarro en el forro. Aún profirió un par de gritos que quisieron ser de autoridad pero que a esa altura sonaron como suena el eco.
Hace pocos días escogí uno de los pantalones del armario de S., mi hija, para que se lo pusiera para acudir a un restaurante con algunos amigos. Un pantalón vaquero al uso, algo muy sencillo. Me dijo que no se lo pondría. Como yo insistí en que debía ponérselo me repitió que no, pero esta vez con estruendo y con lanzamiento por el aire del pantalón, que yo había sacado de la percha y puesto sobre la cama. Me ofusqué como mi tío y fui en busca de mi propio cuchillo a la cocina. Por el pasillo me dio tiempo a pensar en la dureza de la tela vaquera, en que en mi casa no hay un solo cuchillo afilado y en que cuando mi tío no fue capaz de rajar aquella falda, mi prima tenía dieciseis años y mi hija solo tiene siete y esa es poca edad para que me vea fracasar tratando de sacar un jirón de un vaquero infantil. Regresé a la habitación y recogí el pantalón del suelo y lo doblé y lo devolví a su armario y aunque mi autoridad salió maltrecha, al menos no se esfumó.
Moi bo texto, Alex. Sacas petróleo da nada. Como fan os bos escritores.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Grazas de novo polo teu comentario, Manuel. Así, de mañán, a verdade é que me alegra o día. Vémonos!.
Me gustaMe gusta
Simplemente genial.
Me gustaMe gusta
Muchas gracias, aunque no sepa quién eres.
Me gustaMe gusta