El sábado encuentro un cierto tumulto en la feria del libro. Aglomeración de personas, brazos en alto, niños alzados, teléfonos en la mano por una fotografía. No persiguen a un escritor, sino a un cocinero al que han visto en televisión. Un tipo famoso. En las ferias de cocina no abundan escritores preparando esqueixada de bacalao. En las ferias del libro triunfan cocineros y toda clase de personajes alejados de la escritura. Estoy resignado. Yo también aúpo a mi hija para que vea al famoso. Debí levantarla mucho porque me aseguró que no sólo lo había visto a él, al que firmaba y dedicaba libros escritos por otro, sino también a sus compañeros de show televisivo, aunque éstos otros no estuviesen en allí.