Diarios (2)

Viernes

Carezco de imaginación. No de toda imaginación, pero sí de la imaginación literaria. Faulkner formuló tres condiciones para el escritor, concurrentes y no alternativas. La imaginación es la tercera y como yo no tengo, las otras dos ya dan igual. Ni tengo ni la persigo. La vida ya pesa lo suyo como para andar levantando otras.

Sábado

Faulkner tenía razón. Solo hay que verme.

Domingo

Borges abominaba de los espejos. Los espejos multiplican al hombre, lo mismo que la cópula, y por eso resultan abominables. Borges era todo imaginación.

Lunes

Los alemanes, o son los japoneses, tienen una palabra que identifica eso que habría de acompañarnos siempre, que tanto apreciábamos y en cuya posesión pusimos empeño, que un buen día dejó de gustarnos y por ahí anda.

No todo merece un nombre.

Martes

Ha llegado al correo el resultado del último análisis. Todo está bien menos lo que no está bien.

Miércoles

Un columnista escribe de James Rodhes que no sabe de música por muy pianista que sea. Eso por haber citado a Beethoven en una charla sobre música clásica. Viene a decir que a Beethoven, como a los Beatles, los cita cualquiera de famosos que son, y que de Rhodes cabría esperar que demostrase sus conocimientos con referencias más exclusivas, poco conocidas o al alcance de iniciados.

En el diario yo había escrito, a modo de colofón, «ya hay que ser gilipollas». Aquí lo omito, por evitar querellas.

Jueves

Me acuerdo de pensar, cuando la gente ya se fue, en las cosas que habría debido decir y no dije.

(Joe Brainard, Me acuerdo. Ed. Eterna Cadencia, Buenos Aires, 2018)

Me acuerdo de haber comprado en Barcelona, un mes de enero, una edición argentina del Me acuerdo de Joe Brainard.

Me acuerdo por no imaginar.