La función generatriz de momentos

 

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Grand Central Station. New York. Fotografía del autor.

Por la mañana, las ocho y media, camino de la estación un rastro de hojas de lechuga en la acera de la calle Urzaiz. Son hojas recién lavadas, enteras, a punto para la ensalada o para una fotografía. Se ve que no son del cogollo. Por la forma y también por el tamaño. Tampoco son de las que recubren la flor y que a veces muestran un principio de fermento o mordedura de insecto y se desprenden solas. Las hojas han ido apareciendo espaciadas unas de otras entre uno y dos metros. Conducen a un ciclomotor scooter. Allí empiezan o terminan.

En el tren, las nueve y diez, a mi lado una estudiante de trabajo social pela un plátano. No hace mucho ha empezado con un tal Sergio y no sabe aún cómo llevarlo. No a él, a Sergio, sino la relación. No lo sé porque me lo haya contado. Se lo dice al teléfono. Lo acerca a la boca como si fuese una tostada, la pantalla mira al techo del vagón, la base del aparato apoyada en el labio inferior. Entonces le habla en lugar de engullirlo. No conversa con nadie en realidad. Graba audios y los lanza por algún circuito de mensajería instantánea. Cuando se levanta lleva en la otra mano la monda del plátano.  

Por la tarde, las ocho menos cuarto, en la estación una mujer abraza el torso de un tipo a la altura del diafragma, por debajo de su ropa. Por culpa de eso al tipo, que no está frente con frente con la mujer, sino de lado, perpendicular más bien, le vemos la barriga bastante rato. Corre aire frío.  

Un tipo sentado en el tren de vuelta, las nueve y veinte, lleva corbata azul y zapatos de ante color marrón. Ha llenado de folios la mesita desplegable. Yo hago fila de pie, en el pasillo del vagón, para salir a la plataforma y volver a casa. Veo la mesita, la coronilla del tipo y los folios, todo desde arriba. Hay una hoja, la primera, con un cuestionario del tipo una pregunta y varias respuestas. Muchas de esas respuestas son fórmulas matemáticas complejas, con alfabeto griego y signos de integral, derivada, raíz y todo eso. La primera cuestión es un enunciado más que una pregunta. Dice: la función generatriz de momentos.

 

2 respuestas a «La función generatriz de momentos»

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